Nudum Corpus









El desnudo, por lo general, se suele trabajar artísticamente en la fotografía de manera que sea atractivo, con cuerpos, mayoritariamente, de mujeres espectaculares y donde se destaca la belleza y la perfección del desnudo. Son frecuentes las imágenes de aspecto delicado, de poco contraste y texturas suaves. En este caso, se ha querido escapar completamente de eso, del desnudo que retrata los cánones de belleza establecidos y que busca imágenes bonitas y atractivas por encima de todo.

El objetivo es simbolizar la represión contra el desnudo en el arte que han impuesto durante siglos algunas religiones en todo el mundo, especialmente el cristianismo. Esa persecución deriva del rechazo a las ideas clásicas del Imperio Romano impregnadas por la cultura de la Antigua Grecia, desembocando en la creación y el fomento de un rechazo hacia el desnudo en manifestaciones de todo tipo, incluso artísticas. El rechazo al cuerpo desnudo, el miedo al deseo sexual, el afán por llevar una vida de castigo y, en definitiva, todas esas ‘normas’ absurdas que ha impuesto el cristianismo desde sus inicios son las que han provocado que hoy en día tengamos una ‘mentalidad cerrada’ hacia todo lo relacionado con la desnudez, la sexualidad o ciertos placeres que podemos alcanzar en nuestra vida. Es lógico creer que si esa manera de vivir y pensar que se tenía en la Antigua Grecia hubiese evolucionado hasta nuestros días, todo ese pudor que se tiene hacia estos temas no sería para nada parecido al que tenemos en la actualidad. El cuerpo humano desnudo y todo lo relacionado con el sexo y el placer es lo más natural que tenemos. Vivimos para disfrutar lo máximo posible y no al contrario, y esto es algo que debemos aprender y practicar.

Para representar esa opresión, los modelos van descubiertos completamente salvo la cabeza, la cual está oculta bajo un pasamontañas de color negro. Es esta prenda la que simboliza esa represión impuesta por la religión y el poder, pero que a su vez es también un símbolo de rebelión contra ese orden establecido desde hace siglos. Estas imágenes son además una clara provocación hacia la iglesia y distintas religiones, instituciones y organizaciones que muestran ideales muy parecidos a los del cristianismo, como por ejemplo el islam. El pasamontañas, prenda que se relaciona con actos vandálicos y organizaciones ilegales, hace referencia a esa lucha contra el poder, pero una lucha que se lleva a cabo de forma anónima, ya que oculta el rostro del retratado, lo que impide que sea identificado.

Las imágenes también hacen un juego de dejar al descubierto lo que no lo está casi nunca y viceversa. Es por esto y por lo anterior por lo que se puede decir que las fotografías están relacionadas con el tema de la identidad. El ser reconocidos por el cuerpo y no únicamente por el rostro. El cuerpo desnudo como elemento reconocible e identificativo de todas las personas. Cicatrices, lunares y diversas marcas de la piel, así como las distintas partes y formas del cuerpo podrían servir como factores de reconocimiento en sociedades (evidentemente ficticias, o no) en las que el rostro de sus componentes estuviese permanen-temente oculto, aparte de ser elementos perfectamente válidos para la identificación de las personas en sociedades como la nuestra.


La censura del desnudo en la Historia del Arte

La representación artística del desnudo en la historia del arte ha pasado de la permisividad y la tolerancia de sociedades que lo veían como algo natural e incluso alentaban como ideal de belleza, como ocurría en la Antigua Grecia, hasta el rechazo y la prohibición por parte de sociedades de moral más puritana a causa, principalmente, de la religión y sus representantes, en especial el cristianismo. Esta religión sólo permitía la representación del cuerpo humano desnudo en imágenes de contenido religioso (temas como el de Adán y Eva, la crucifixión de Jesús o la representación de las almas en el infierno).

Según Miguel Ángel Fuentes, sacerdote del I.V.E.:

“La aparición de la vergüenza muestra un cambio de estado en el hombre y la mujer. Ese cambio viene por el pecado original que introduce un desorden en la actividad humana. Ese desorden que queda como secuela del pecado se denomina 'concupiscencia'. La concupiscencia desordenada altera el orden y naturaleza de las cosas; en el plano de la sensualidad y sexualidad ordena el cuerpo al placer venéreo egoísta, alterando el fin de la sexualidad que es la mutua complementariedad esponsal (realizando la doble dimensión de la sexualidad: unitiva y procreativa). La concupiscencia, pues, hace que la tendencia sexual pase de ser 'donación plena de amor' (sólo posible en el contexto conyugal) a 'posesión egoísta', convirtiendo al otro (al cuerpo del otro) en objeto de uso en lugar de ser término de donación.

El problema del desnudo en el estado actual de la naturaleza humana (herida por el pecado) es que puede convertirse en ocasión de lo que se denomina 'mirada concupiscente': la mirada que se posa en el cuerpo como objeto de deseo, integrándolo en la concupiscencia desordenada del corazón. El doble mal que se sigue es, por un lado, el pecado de la persona que mira rebajando el cuerpo a objeto de placer; y la pérdida de la dignidad en la persona que se expone a ser mirada como objeto [...] De aquí que el velar el cuerpo (la función del vestido) constituya un callar el tema de la sexualidad ante quien no se debe hablar u ofrecer la sexualidad.”

En la Edad Media, estas premisas estaban plenamente asumidas por artistas y la sociedad en general, y al no existir infracciones a esta norma no se contabilizan muchos casos de censura. Según la iglesia en la Edad Media, la completa desnudez era vergonzosa y no valía la pena figurarla y justifica esta restricción radical por la lujuria y la pecaminosidad que lleva el cuerpo humano supuestamente en sí mismo

Sin embargo, en el Renacimiento, la valoración de la cultura clásica y el retorno al antropocentrismo en la cultura significaron un auge del desnudo, justificado tan sólo por motivos mitológicos o alegóricos, lo que propició el rechazo de la Iglesia especialmente desde la Contrarreforma. El Concilio de Trento (1563) reservó un papel destacado al arte, como medio de divulgación de la enseñanza religiosa, pero ciñéndose a la más estricta interpretación de las escrituras, encargando al clero la tarea de vigilar las obras de los artistas.

Tras el Concilio, el catolicismo contrarreformista censuró la desnudez. Un claro ejemplo es la orden del papa Paulo IV en 1559 a Daniele da Volterra de cubrir con ropas las partes íntimas de las figuras del Juicio Final de la Capilla Sixtina realizadas poco antes por Miguel Ángel. Poco después, otro papa, Pío V, encomendó la misma tarea a Girolamo da Fano, y no contento con esto Clemente VIII tenía deseos de eliminar por completo la pintura, aunque, por fortuna, fue disuadido por la Accademia di San Luca. Desde entonces, la Iglesia católica se encargó con esmero de cubrir las desnudeces de numerosas obras de arte, bien con telas o con la hoja de parra, la planta con la que Adán y Eva se taparon después del pecado original.

En España, defensora a ultranza de la Contrarreforma, la Inquisición fue la encargada de velar por la decencia y el decoro en el arte, designando inspectores para supervisar el cumplimiento de los decretos conciliares en el arte. En relación al desnudo, el Tribunal de la Inquisición tenía establecido que:

Y para obviar en parte el grave escándalo y daño no menor que ocasionan las pinturas lascivas: mandamos que ninguna persona sea osada a meter en estos reinos imágenes de pintura, láminas, estatuas u otras de escultura, lascivas, ni usar de ellas en lugares públicos de plazas, calles o aposentos comunes de las casas. Y asimismo se prohíbe a los pintores el pintarlas, y a los demás artífices que no las tallen ni hagan, pena de excomunión mayor latae sententiae, trina canonica monitione praemisa, y de quinientos ducados por tercias partes a gastos del Santo Oficio, jueces y denunciador, y un año de destierro a los pintores y personas particulares, que las entraren en estos reinos, o contravinieran en algo de lo referido.

Novissimus librorum prohibitorum et expurgandorum index, Madrid, 1640.22

Los procesos inquisitoriales afectaron incluso a un artista de la talla de Francisco de Goya, que fue denunciado al Santo Oficio por su obra La maja desnuda, la cual fue requisada por el tribunal en 1814. La Inquisición la calificó de «obscena», e inició un juicio a Goya, el cual logró la absolución gracias a la intervención del cardenal Luis María de Borbón y Vallabriga. Sin embargo, la obra quedó depositada fuera de la vista del público prácticamente hasta inicios del siglo XX.

Los ejemplos de censura y persecución del desnudo artístico son abundantes en toda la historia reciente del arte occidental: en el siglo XVIII, Luis I de Orleans destruyó a cuchilladas el cuadro Leda con el cisne de Correggio, ya que lo consideraba lascivo; sin embargo, los fragmentos fueron recogidos y ensamblados de nuevo, a excepción de la cabeza, que fue repintada posteriormente.

En el siglo XIX, el artista estadounidense Thomas Eakins fue expulsado de la Pennsylvania Academy of Arts de Filadelfia por haber introducido la práctica académica del estudio del desnudo tomado del natural. En Bélgica, en 1865, Victor Lagye fue encargado de cubrir con pieles las figuras de Adán y Eva del Tríptico del Cordero Místico de la Catedral de San Bavón de Gante. En Gran Bretaña, por petición de la reina Victoria I, se creó una enorme hoja de parra para cubrir una réplica del David de Miguel Ángel, que aún se conserva en el Victoria and Albert Museum.

En el siglo XX aún existieron numerosos casos de censura y agresiones a desnudos artísticos. Por ejemplo, en 1917, la policía clausuró una exposición de Amedeo Modigliani en la galería Berthe Weill, el mismo día de la inauguración, por «ofensas al pudor», ya que los desnudos mostraban vello púbico. A causa del escándalo, el artista no vendió ningún cuadro.

En el siglo XXI, aunque por lo general el desnudo es visto con naturalidad por la mayor parte de la población, aún se producen casos de censura artística. Un ejemplo de ello puede ser el hecho ocurrido en 2001, cuando el Secretario de Justicia de Estados Unidos, John Ashcroft, ordenó ocultar la estatua Spirit of Justice que preside la sala de conferencias del Departamento de Justicia en Washington, ya que mostraba los pechos desnudos.






Webgrafía
www.wikipedia.org 

www.teologoresponde.com.ar
www.desnudoartistico.wordpress.com
es.scribd.com/doc/13868355/Diccionario-EspanolLatin-Del-Col


Bibliografía
‘La figuración del desnudo en las distintas épocas del arte’, de Bernadette Bideaut
‘El concepto de identidad’, de Jorge Larrain



2 comentarios:

  1. Magnifico!!!!
    Y esto sigue pasando sino mira:

    http://www.elmundo.es/elmundo/2001/05/08/cultura/989351307.html

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